miércoles, 9 de julio de 2008

Re-rediseñemos


Desde la aparición del automóvil, pueblos y ciudades se han ido adaptando al nuevo artefacto y al nuevo estilo de movilización. Todo un sistema urbano preexistente fue modificado y rediseñado inexorable y dramaticamente para su adaptación: pendientes, dimensiones, segregación de tráficos, tiempo y almacenamiento.

Pasados los años, hoy nos encontramos con la necesidad de revisar estos diseños. El automóvil molesta. Y no solo por razones ecológicas, estéticas y energéticas. Nuevas prácticas de ocio ciudadano chocan frontalmente con el diseño generado en torno al automóvil. Cualquier persona que quiera acceder a su entorno inmediato rural y natural para pasear, ir en bicicleta, correr o simplemente observar, encuentra dificultades insalvables en la maraña de infraestructuras diseñadas para el automóvil. Y eso no solo pasa en las grandes ciudades (razonable aunque no deseable) sino en cualquier pequeña población que ve desconectada su red de comunicaciones no motorizadas de su entorno. Los caminos tradicionales no conectan con la población, siendo una aventura intentar salir a pie o en bicicleta de cualquiera de nuestros pueblos.

Es preciso re-rediseñar y "coser" o "zurcir" la conectividad no motorizada para conseguir una mayor y mejor calidad de vida en nuestras poblaciones, para asegurar las nuevas (aunque viejas) prácticas de ocio ciudadano.